1 de octubre de 2010

No me des tregua

No me des tregua,
no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre,

que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil,

no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo.

Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforos y escamas.
Grita.

Vomítame arena en la boca,
rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.

Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide:

las espinas hasta el hueso.
Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre


Encargo, de Julio, 1951

1 comentario:

Gabriela dijo...

me encanta este poema de Julio, siempre me hace pensar en esos amigos, que nos dicen la verdad...cruel o no.
Auténticos

Besos =)