30 de diciembre de 2010

inventando las ruinas del mundo

Amor, amor, catástrofe.
¡Qué hundimiento del mundo!
Un gran horror a techos
quiebra columnas, tiempos;
los reemplaza por cielos
intemporales. Andas, ando
por entre escombros
de estíos y de inviernos
derrumbados. Se extinguen
las normas y los pesos.
Toda hacia atrás la vida
se va quitando siglos,
frenética, de encima
desteje, galopando,
su curso, lento antes;
se desvive de ansia
de borrarse la historia,
de no ser más que el puro
anhelo de empezarse
otra vez. El futuro
se llama ayer. Ayer
oculto, secretísimo
que se nos olvidó
y hay que reconquistar
con la sangre y el alma,
detrás de aquellos otros
ayeres conocidos.
¡Atrás y siempre atrás!
¡Retrocesos, en vértigo
por dentro, hacia el mañana!
¡Que caiga todo! Ya
lo siento apenas. Vamos
a fuerza de besar,
inventando las ruinas
del mundo, de la mano
tú y yo
por entre el gran fracaso
de la flor y del orden.
Y ya siento entre tactos,
entre abrazos, tu piel
que me entrega el retorno
al palpitar primero,
sin luz, antes del mundo,
total, sin forma, caos.

de Pedro Salinas, en La voz a tí debida, 1933

20 de diciembre de 2010

¿no sería mejor transformar la vida en poesía que hacer poesía con la vida?

"Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo, rescatando cada frase con mis días y con mis semanas, infundiéndole al poema mi soplo a medida que cada letra de cada palabra haya sido sacrificada en las ceremonias del vivir"
El deseo de la palabra, de Alejandra, 1971

19 de diciembre de 2010

las palabras, son ajenas

¿Si intentara una nube...
una pequeña nube,
modesta,
cotidiana,
transportable,
privada?

Quizás con el recuerdo,
el cansancio,
la pipa,
después de algunas
noches
y de mucha paciencia.

¡Qué alivio el de sentirla debajo del
sombrero
,
o saber que nos sigue
como si fuera un
perro!

Nubífero Anhelo, de Oliverio, 1942

15 de diciembre de 2010

Tu Nombre

Nace de mí, de mi sombra,
amanece por mi piel,
alba de luz somnolienta.

Paloma brava tu nombre,
tímida sobre mi hombro.

de Octavio, 1935