30 de julio de 2005

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las hojas caen al llegar el invierno,
los árboles florecen en la primavera,
brillan con el sol del verano,
entristecen con el suave otoño,
y vuelven a caer.
todo tiene un ciclo,
todo empieza,
todo brilla,
todo opaca,
todo cae,
todo vuelve a nacer.
Algo me dice,
que soy parte de ese todo,
que ese árbol está a mi lado,
que no hay nubes, ni cielos,
que no hay techos que me protejan,
ni fuego que me abrigue.
No quiero.
No quiero estar allí.
Algo me dice,
que llega la hora.
La hora en que sin mirar hacia arriba
debo apuntar hacia el árbol.
Intento enfrentarlo,
lo engaño,
trepo por sus ramas,
siento como su corteza lastima mi piel,
pero no puedo para de reír,
no puedo evitarlo.
Y cuando estoy en la cima,
cuando siento en mi pecho,
el latido de la victoria,
oigo un infinito silencio,
un silencio que me condena a bajar la cabeza,
no quiero hacerlo!
no quiero dejar de pelear!
pero no puedo aislarme,
siento...
un silencio, una falta de eco,
que me hace caer lentamente.
Cierro los ojos.
Ya soy parte de sus raíces.

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