2 de marzo de 2011

el deseo era un punto inmóvil

Los cuerpos se quedaban del lado solitario del amor
como si uno a otro se negasen sin negar el deseo
y en esa negación un nudo más fuerte que ellos mismos
indefinidamente los uniera.

¿Qué sabían los ojos y las manos,
qué sabía la piel, qué retenía un cuerpo
de la respiración del otro, quién hacía nacer
aquella lenta luz inmóvil
como única forma del deseo?


de José Ángel Valente, 1960

1 comentario:

Gabriela dijo...

un deseo sin motor...
No lo conocìa...