mirarte. caminarte los ojos ver como mis piés se hunden en vos y ver cómo de a poco vas atrapándome y voy sintiéndome presa abrazada por tus ojos estaqueada en tu mirada enamorada llovida mojada de tu amor embriagada de tu ser de tu voz tus labios caricias dulces dolor de amarte tanto y quererte cerca cada vez más cerca hasta ser uno y ya no amarte ni pensarte ni poder mirarte sólo uno. unidad amante que estalle en el aire
todo lo que soy te lo entrego. te entrego mis lágrimas más oscuras mis palabras más duras mis dibujos más crueles las melodías que más me han hecho llorar te entrego mis besos más tristes mis abrazos desgarrados mis manos que no tocan mi cuerpo cansado mis ojos ciegos y todo lo que soy eso, eso que es tan poco que se desvanece en lo que dura esta oración.
Si tuviera que decir la verdad, por primera vez, enfrentarme a la cruda realidad, diría que todo es mentira. Nada de esto (ni de aquello) es cierto. No es cierto este bolígrafo, ni lo es este papel. No es cierta la melodía, ni el cepillo, ni la lluvia, ni su canto celestial. No es cierto que me amas, ni tampoco lo es mi amor. No es cierta la muerte, ni la vida. No es cierta la envidia, porque tampoco es cierta la virtud. No son ciertos mis ojos, ni lo es su marrón. Tus palabras no son ciertas ni tu voz, ni su color. No es cierto mi llanto, ni mi dolor. La emoción de estar vivo, la traición, tu sonrisa, nada de eso es cierto. No es cierta la felicidad y tampoco esa canción. Y no es cierto este poema efímero, soberbio, que empieza, me miente, termina, y se esfuma en el aire
mirarte, zambullirme en un océano violeta, sentir lo húmedo de tu color de tu suave color ver mis ojos en los tuyos, el calor de tus manos nadar sin fin en tu mar hasta abrir los ojos y verte al fin... sonriendo.